Querida amiga, aquí estoy para mostrarte mi infinita gratitud por tu gran fuerza y sabiduría.
Contemplo con asombro tus arrugas centenarias, tu paciencia sin límites y la belleza de tu vida.
Siento tu majestuoso tronco portador de mil energías y cada uno de tus brazos que me acogen y cobijan.
Admiro el poder de tus raíces que te unen a la madre Tierra en perpetua sincronía.
Agradezco tu ejemplo de ser luminoso, tu sencilla presencia y tus latidos de amor entre soles y lluvias.
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