Puedes abrazar con unas pocas palabras de cariño, o con la escucha sincera desde lo profundo del Alma.
Hay pequeños gestos que acarician y abrazan con las manos y las miradas.
La sola presencia puede ser sanadora cuando alguien con amor nos acompaña.
Un ¿cómo estás? con dulzura se convierte en magia.
Lo más sencillo y pequeño, si nace de dentro, nos llena de alegría y nos devuelve la calma.
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