Tu piel es un precioso vehículo de conexión con tu cuerpo y con el presente eterno.
Sientela cada vez que busques paz, serenidad y quietud en tus pensamientos.
Observa la vida que palpita suave y la energía que la recorre en todo momento.
No dudes en tocar y acariciar, en sentirte y habitarte... En conectarte con tus sentimientos.
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