Al perdonar siempre nos liberamos de alguna carga en nuestro interior. Es un acto de Amor y aceptación.
El perdón reconoce que no hay víctimas ni culpables. El victimismo y la culpabilidad son dos lastres importantes que muchas veces nos acompañan y que podemos soltar y sanar al perdonar. Con el perdón nos beneficiamos todos y son sanadas muchas cargas innecesarias que nos impiden sentirnos bien. El perdón es un hermoso regalo.
Puedes empezar con perdonarte a ti mismo y aceptarte tal y como eres. Acepta todos tus aspectos y cualidades, todos tus actos y experiencias. No eres culpable de nada y siempre has hecho todo lo mejor posible con las circunstancias de cada momento. Perdónate y te sentirás mucho mejor. Es un paso muy importante.
Sentirte víctima no te ayuda a nada. Puedes trabajar con serenidad en tu vida para reclamar y conseguir aquello que mereces y necesitas, pero el victimismo te roba energía y te hacer sentir débil. Considérate un ser hermoso y fuerte.
Culpabilizar a los demás tampoco nos ayuda. Cada persona y cada ser tiene su historia y sus procesos, y hace las cosas lo mejor que puede o sabe. La culpa también nos quita energía. Cuando perdonamos se produce una liberación en nosotros y en los demás.
Creo que lo más importante en nuestra vida es sentirnos bien. Si podemos evitar sentimientos como la culpa o la victimización nos podemos sentir mejor. Puede que valga la pena intentarlo. A veces convertimos la existencia en una lucha entre “malos” y “buenos”, entre “culpables” y “víctimas”... y la vida se enreda una y otra vez.
El perdón y la aceptación nos pueden ayudar a crear una vida mejor. No se trata de quedarse inmóvil, sino de conseguir más paz y estabilidad en nuestro interior, y por tanto también a nuestro alrededor. Actúa desde la paz y la serenidad. Todos merecemos sentirnos bien y ser felices. Por eso es bueno liberarnos de cargas innecesarias.
Podemos hacerlo.