Te escribo desde esta estrella lejana en la que tantas veces paseamos.
Aún recuerdo el palpitar de tu vida y la suave caricia de tus manos.
Añoro tus miradas de luz y tu sonrisa de niña feliz que me hacía sentir acompañado.
Nuestro camino sigue brillando intensamente esperando que vuelvan nuestros pasos.
Hoy, igual que cada día, me uno a tu alma bella que siempre brilla a mi lado.
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