Hay destellos de vida que se muestran cada instante si sabemos observar con el corazón abierto y con los los ojos del alma.
Podemos contemplar la bendición del mágico despliegue multicolor en un atardecer de verano. Quizá nos conmovamos al sentir el suave roce del agua que fluye por un pequeño arroyó y que acaricia nuestros pies y nuestras manos.
Puede que lleguemos a sentir la dicha plena al escuchar la paz y el silencio de un hermoso lago.
Quizá tu sentir despierte una mañana sencilla al sentir la suave brisa que te regala un amanecer, mientras alegres cantan los pájaros.
Tal vez sientas con más fuerza tus latidos mientras te sientas tranquilamente a contempla las nubes que juegan entre las colinas, como niños traviesos, alegres y enamorados.
Quizá ese valle florido te traiga aromas de vidas eternas y caminos recorridos junto a hermosos seres, que siempre han sido tus amigos y tus hermanos.
Hay abrazos inesperados, cálidos y reconfortantes que te hacen sentir más vivo y más fuerte, más atento y más amable, que resucitan el cariño infinito que habita en tus manos.
Una tarde escucharás hermosos cantos de alegres golondrinas y te sentirás más joven porque verás que siempre te acompaña la magia de la vida.
Y serás feliz sin hacer nada, con tu bella presencia que ilumina senderos, con tu sonrisa que despierta corazones y con tu mirada limpia que busca nuevos horizontes.
